domingo, 17 de marzo de 2013

EL RETORNO DE LAS ZAPATILLAS MÁS CLÁSICAS, CNDc

Un calzado relativamente accesible, pero no asequible para todo el público femenino... No es una moda, ni tampoco un don. Usar unas "Puntas" es resultado sólo del esfuerzo, del trabajo, de la fuerza que adquieres en cada músculo. Es, la preparación de unos pies que sufrirán de alguna forma el dolor proveniente de que todo tu cuerpo quede suspendido a una base preparada para que los dedos soporten su peso, adquiriendo una etérea ligereza que en la danza impregne cada movimiento...

 


La férrea unión de la Danza clásica con estas zapatillas  nace bajo el primer ballet romántico, La Sylphide, estrenado en la Ópera de París el 12 de Marzo de 1832. En él la italiana Marie Taglioni, coreografiada por su padre, lleva al extremo el resalte de la ligereza e insustancialidad sobrenatural del personaje bailando todo el tiempo sobre las primeras puntas conocidas.

** El boceto que calzó la Taglioni dista mucho del diseño actual, apenas se trataba entonces de unas zapatillas de raso modificado, con suela de cuero y un zurcido en los lazos y dedos. No existía entonces la caja que posteriormente irían introduciendo los modelos que primero llevó Pierina Legnani y después vimos en los arqueados empeines de la histórica Anna Pavlova.


La Sílfide inspiró entonces muchos cambios en los ballets de la época, respecto al tema, estilo, técnica y vestuario. Fue el origen de esta alianza entre un nuevo modelo de zapatilla y la danza clásica. Pero además causó tal furor en la época, que la fiebre se expandió a la moda femenina: En las calles, se popularizó el turbante sílfide, las mujeres se peinaban a lo sílfide, el vestido diseñado por Eugène Lamy fue también foco de todas las miradas. E incluso Víctor Hugo compuso unos versos en su honor.


Hoy no hay bailarina que comience en este arte sin la ilusión de dar sus primeros pasos subida en unas. Tampoco existe rincón en el mundo en el que no se asocie el Ballet al uso de este calzado "mágico"



El retorno de las puntas en la CNDc, crónica de una gala
(Madrid, Jueves 14 de marzo, 20h): Revuelo en los aledaños a la céntrica plaza de Ópera. En el Teatro Real, cartel de “no quedan entradas”. 
No es para menos, año y medio después de su entrada como Director Artístico de la Compañía Nacional de Danza (España), José Carlos Martínez presenta esta subdivisión clásica con un llamativo programa, con el reto de hacer que las bailarinas de la Compañía devuelvan las puntas a los escenarios y por si fuera poco, con dos ARTISTAS invitados para el deleite de todos los allí presentes.

Apagadas las luces, el telón se abre para ir entrando en materia. Calentamiento que comienza como si de una auténtica clase de danza se tratara, con un bonito paso a dos centrado en dos bailarines que se enamoran mientras trabajan en un estudio de danza. Tres Preludios que destacan por la velocidad e intensidad de los movimientos que despliegan mientran la pasión que desatan los bailarines se apodera del escenario. Con Seh Yun Kim, medalla de oro en el Concurso Internacional de Ballet de Varna (1972), el desafío de insertar de nuevo las Puntas en la CNDc queda superado. Los aplausos del público ya encendido son esta noche la evidencia...

Tras ellos, una coreografía sin relación argumental acompañada por la maravillosa música de Edvard Grieg donde 4 parejas de bailarines van jugando sobre el escenario hasta crear distintas figuras a través de la danza, las luces y el vestuario. Bailado sin puntas y con algún que otro fallo apreciable recibe cantidad de aplausos, ante los que una servidora no puede sino inquietarse... Se acerca el momento de que Lucía Lacarra y Marlon Dino pisen el escenario. 

Son los artistas invitados a esta gala de presentación de la CNDc. Son bailarines estrella del Ballet de la Ópera de Munich. Pisan las tablas de este pequeño Teatro Real de Madrid para representar una de las piezas más conocidas del repertorio clásico: “El Cisne Blanco” (paso a dos del II acto de “El Lago de los Cisnes”, Ray Barra (sobre la original de Ivanov-Petipa) / Tchaikovsky). 
La frágil complexión de esta bailarina (Premio Nacional de Danza en 2005, única española poseedora del Óscar de la Danza el “Prix Nijinsky” o del “Benois de la Danse” concedido por el Teatro Bolshoi de Moscú), se desliza por el escenario demostrando una vez más, y ante la atenta mirada del auditorio, que el Ballet es un arte que esta mujer donostiarra (de Zumaia) ha conseguido manejar con gran perfección técnica y expresiva. 
Por si no tuviéramos poco con admirar las excelsas líneas que su cuerpo traza, acabando en unos empeines envidiables, la seguridad que un perfecto marido bailarín dibuja en forma de altísimos portés, completan la simbiosis de ambos personajes.


Con una coreografía del gran maestro y fundador del estilo neoclásico, de George Balanchine, se pone fin a la primera parte de la gala. La Compañía Nacional de Danza Clásica recupera con “Who Cares” una obra puente entre el ballet clásico y el ballet moderno. Hoy es el primer día que la representan sobre el escenario y aunque es evidente que aún queda mucho trabajo por delante, la elección del programa de momento a mi juicio cumple con las expectativas...
** George Balanchine: Parte de sus secretos como coreógrafo es que "Lo importante en el ballet es el movimiento en sí mismo. Un ballet puede contener una historia, pero el espectáculo visual... es el elemento esencial. El coreógrafo y el bailarín deben recordar que ellos llegan a la audiencia a través de la mirada; Es la ilusión creada con la cual convencen al público, muy similar al trabajo de un mago.” (George Balanchine). Su conocimiento musical le permitió que antes de empezar una coreografía, Balanchine analizara la partitura que había escogido a la manera de un director de orquesta.


El final de esta presentación de la CNDc vino de la mano de una coreografía creación del propio director artístico. Donde pudimos ver a un elenco de 15 bailarines, representando cada uno a un instrumento de la "versión orquestal" de las sonatas con su propia partitura coreográfica, y acompañados una vez más por Lucía Lacarra y Marlon Dino.



Insisto, queda mucho por hacer en este proyecto que ya empieza a bocetarse como una realidad. Es pronto quizá para hacer pronósticos y balances, pero José Carlos Martínez ha vuelto a regalarnos, para empezar, a los amantes de la danza el arte de ver brillar las puntas sobre el escenario... 

No se espera si quiera una repercusión tal como la que avanzábamos al comienzo de este artículo, conseguida en 1832. De momento no surgirán quizá tampoco estrellas absolutas en esta compañía, pero puede que sirva para que algún día alcancemos a frenar una frustrante realidad presente siempre en este mundo, y que por cierto hoy se extiende al resto de sectores, donde los bailarines españoles tienen que emigrar para brillar fuera de nuestras fronteras y convertirse en las estrellas que su país, habiéndoles formado, nunca les permitió ser...
Tamara Rojo (directora del English National Ballet, primera bailarina del Royal Ballet de Londres durante 12 años)
Ángel Corella (director del ballet español que lleva su nombre, artista principal del American Ballet Theatre de Nueva York)
Igor Yebra (bailarín estrella de la Ópera Nacional de Burdeos)
José Carlos Martínez (actual director de la CND, bailarín estrella del Ballet de la Ópera de París)

Con el único bailarín que ha recibido los tres premios internacionales más prestigiosos de danza: el Bernois de Danza, la Medalla de Oro del Concurso Internacional de Varna y el Premio de Lausanne, un absoluto conocedor de la disciplina, discípulo del gran Nureyev; habiendo disfrutado de su faceta como profesor en las Clases Magistrales que allá por Mayo de 2007 nos impartió en el hoy cerrado Teatro Madrid; indagando en su papel como Coreógrafo donde ha creado más de 15 obras; y habiendo ya presenciado también su papel como Director Artístico de esta renovada Compañía... creo que toda crítica ha de ser positiva, porque a José Carlos Martínez no parece haber nada que le frene. Sabe que todo trabajo requiere de mucho esfuerzo, esa ha sido siempre su herramienta, y no dudo en que así lo hará hoy. 

La Compañía Nacional de Danza está en las mejores manos que puedan existir y, a pesar del difícil momento que la cultura vive en España, el camino que ya ha comenzado me hace pensar que es el adecuado
¡Mucha Suerte!